PRELECTURA
*Objetivo
LECTURA
*Selección
*Reconstrucción
POST LECTURA
*Análisis
Habrá que ver
La guerra sigue pasándole cuentas a la política con una recurrencia que confirma su protagonismo nacional. No obstante que la política pretenda razones que, en el caso local, o tergiversan el conflicto o más o menos lo ponen en su sitio y con él barbaridades como las voladuras de policías y el secuestro. La indignación tiene en eso significado concluyente, porque si la guerrilla tuvo en un tiempo argumentación política como para reclamar dialogo de esa naturaleza, la perdió hace rato por el repudio publico a su brutalidad. De la época nacional y mundial postguerra hasta acá hay experiencia y teorías suficientes como para que se confundan rebelión y terrorismo.
La racha violenta, cuyo inicio puede ficharse en la derrota conservadora del 36 o en abril del 48, sume en la desesperanza cualquier sensibilidad más o menos normal; no que otras sociedades no cuenten padecimientos quizás más severos, sino que Colombia se volvieron crónicos, entre otras porque su carácter ha sido negado, uno de sus rasgos más graves. Ahora mismo es creencia dominante que la acción militar de la coalición de siempre invirtió la tendencia, en una vacunación mental semejante a la del macartismo de guerra fría, en la que perversión de la guerrilla también tiene que ver.
Se discute la analogía con México: pero en verdad ambos países sufren lo mismo, por la misma causa y por el mismo tratamiento torpe e inequitativo; la recurrencia en Medellin de violencia y descomposición en la parte más sensible de una comunidad, la joven, no indica alivio precisamente. La sola enumeración de otros daños, entre los cuales, por ejemplo, los ingredientes criminales en salud o el campo, el tamaño del desempleo, el horror del desplazamiento, el saqueo de las regalías a regiones desprovistas de casi todo, el inventario solo de males de hace tiempo, hace dudar sobre la madurez del discurso oficial y de la opinión.
Ni desesperanza o ilusión cambia la realidad; forman apenas eso que se llama clima político, ahora en otro tono por expectativas y contrastes con lo precedente. Algunos males son, por lo pronto, incurables en plazos inmediatos; factores como la hegemonía e inercia del continuismo oficialista o la disgregación sucesiva de la oposición son obstáculos que solo un esfuerzo colectivo colosal y un aseo a fondo del Estado convertirían entusiasmos coyunturales como el actual en resultados que diferencian maquillaje de corrección. Como factor de deterioro o mejoría hay que discernir entre demagogia y hasta buena voluntad si se quiere, e índices socioeconomicos y criterios de ciencia social, los que miden ahora el estado de una nación. Lo demás es retorica, casi siempre desgastada. Abundan otras analogías mundiales sobre que no hay cambio social si no hay político. Desesperanza tampoco es igual a desaliento porque mejorar y empeorar están dentro de lo posible; habrá que ver, aunque lo tradicional colombiano no da para fiesta.
- Prelectura
*Objetivo: Informarme
2. Lectura
* Selección y Reconstrucción:
La guerra sigue pasándole cuenta a la política con una recurrencia que confirma su protagonismo nacional. No obstante que la política pretenda razones que tergiversan el conflicto o más o menos lo ponen en su sitio y con él barbaridades como las voladuras de policías y el secuestro. La guerrilla tuvo en un tiempo argumentación política como para reclamar dialogo de esa naturaleza, la perdió hace rato por el repudio publico a su brutalidad. De la época nacional y mundial de postguerra hasta acá hay experiencia y teoría suficientes como para que se confunda rebelión y terrorismo.
La racha violenta, que otras sociedades no cuenten con padecimientos mas severos, sino que en Colombia se volvieron crónicos uno de sus rasgos más graves. Ahora mismo es creencia dominante que al acción militar de la coalición de siempre invirtió la tendencia en la que la perversión de la guerrilla también tiene que ver.
Se discute la analogía con México: pero en verdad ambos países sufren lo mismo, por la misma causa y por el mismo tratamiento torpe e inequitativo; la recurrencia en Medellin de violencia y descomposición en la parte más sensible de la comunidad no indica un alivio precisamente. La sola enumeración de otros daños hace dudar sobre la madurez del discurso oficial y de la opinión.
Ni desesperanza o ilusión cambian la realidad; forman apenas eso que se llama clima político, ahora en otro tono por expectativas y contrastes con lo precedente. Algunos males son incurables en plazos inmediatos; factores como la hegemonía e inercia del continuismo oficialista o la disgregación sucesiva son obstáculos que solo un esfuerzo colectivo colosal y un aseo a fondo del Estado convertirían entusiasmos coyunturales como el actual en resultados que diferenciaran maquillaje de corrección. Como factor de deterioro o mejoría hay que discernir entre demagogia y hasta buena voluntad si se quiere los que miden ahora el estado de una nación.
Lo demás es retorica, casi siempre desgastada. Abundan otras analogías mundiales sobre que no hay cambio social si no hay político. Desesperanza tampoco es igual a desaliento porque mejorar y empeorar están dentro de la posible; habrá que ver.
3. Post lectura
*Análisis:
Aunque comparar la violencia en México con la que se incrementa en Medellin es un poco exagerado estoy totalmente de acuerdo en que si, los políticos y el gobierno, no hacen algo pronto esto se va a salir de las manos, y cuando menos piensen volveremos a aquella época en que los grupos armados azotaban y aterrorizaban al país.
¿el proceso de comprension es más efectivo cuando lo realizamos de manera inconsciente o consciente?
R/: El proceso de comprension es mucho más efectivo cuando la persona es consciente de lo que esta haciendo, así que si es más efectivo de manera consciente.
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